17 febrero 2010

CAMELOT DERRUIDO

Título: La Torre Oscura: Largo camino a casa
Edición original: The Dark Tower: The long road home
Autor: Peter David, Jae Lee y Richard Isanove.
Editorial: De Bolsillo
Formato: Libro rústica, 140 págs., color.
PVP: 14.95 €

Creí entrar en contacto con el particular universo de LA TORRE OSCURA a través de los cómics que Marvel (en España a través de PANINI) está editando en los últimos años a modo de precuela independiente de la obra literaria anterior de Stephen King.
Y así fue, pero no del todo. Conforme aumenta mi limitado conocimiento de Mundo Medio y su mitología multiversal, más evidentes se hacen sus reconocidas conexiones con gran parte de las populares novelas del prolífico escritor de Maine. Estos cruces de caminos en sus obras - a veces anecdóticos, otras puede que fundamentales - se hacen evidentes cuando personajes como Marten Broadcloak (el hechicero de LA TORRE OSCURA) se deja ver en distintos cuentos - como APOCALIPSIS - con alguno de sus otros nombres o aspectos, fuera de los márgenes de Mundo Medio.
Quizás como yo no hayáis leído muchos libros de la extensa bibliografía que King ha realizado a lo largo de varias décadas, pero os sonaran muchos de sus personajes y situaciones comunes sugeridas al menos ( y con variable acierto) en las múltiples adaptaciones cinematográficas y televisivas de sus historias. Ahondando un poquito en las miniseries de LA TORRE OSCURA - el cómic que nos ocupa - , y en los extras ilustrativos a modo de complemento que contiene su edición en grapa (hay otra más escueta en manejables tomitos) se paladea una porción importante de esa dimensión metafísica de oscuras cosmogonías que suelen asomarse de soslayo en reconocibles elementos de sus fantasías (el personaje de turno dotado con la videncia, llámese “resplandor“, “toque” o como se prefiera, que le permite vislumbrar una realidad algo diferente, plagada en ocasiones de terrores cósmicos y aspectos oníricos, por ejemplo), y se aporta mayor justificación y coherencia a aspectos concretos de ese “otro” plano que a menudo comprensiblemente chirrían en los films inspirados en sus novelas (la araña sobrenatural de IT, como muestra) o son parte básica de la trama como un eco emancipado de la melodía principal de LA TORRE OSCURA (valga esa monstruosa dimensión paralela que se comunica con la nuestra en LA NIEBLA) y que da una sensación de universo de ficción cohesionado, aunque no sincronizado, en tan dilatada trayectoria y variadas adaptaciones en diferentes medios.
A esta gruta de peculiares dioses ascentrales, y contemporáneos al tiempo, hay que cogerle el punto para disfrutarla, y en los cómics sobre el joven pistolero de Gilead (Roland Deschain, protagonista de la saga literaria de LA TORRE OSCURA), hay destellos del moderno Mark Twain que se ha asomado en ocasiones a obras como CUENTA CONMIGO, CADENA PERPETUA o CORAZONES EN LA ATLÁNTIDA, embutido en un western artúrico y trágico donde cabe la ciencia ficción, el melodrama y el horror, quizás descrito con tan siniestra belleza como compasiva distancia hacia los personajes en sus ilustraciones.

J.A. Santiago

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